“En las demás artes figurativas, puede ser necesario que cada artista
haga su propia revolución y así justificar que que tiene algo personal que
decir, pero en la arquitectura no es necesario que cada cual haga su propia
revolución para evitar así el ser calificado de plagiario; ya que el edificio
debe ajustarse a un destino concreto; es conveniente que el arquitecto
disponga de una serie de modelos debidamente experimentados para
integrarlos a su proyecto. La elección adecuada y el tratamiento de la
composición pueden por sí solos distinguir tal acto del simple plagio de
las formas creadas por los innovadores (…) el arquitecto medio, a falta
de modelos seguros, acaba por ser influenciado por las manifestaciones
más vistosas, o sea por la moda (…) perdiendo de vista los hechos que
preceden a la creación de toda forma.”
j.M. Richards (architectural review. n° 630)
haga su propia revolución y así justificar que que tiene algo personal que
decir, pero en la arquitectura no es necesario que cada cual haga su propia
revolución para evitar así el ser calificado de plagiario; ya que el edificio
debe ajustarse a un destino concreto; es conveniente que el arquitecto
disponga de una serie de modelos debidamente experimentados para
integrarlos a su proyecto. La elección adecuada y el tratamiento de la
composición pueden por sí solos distinguir tal acto del simple plagio de
las formas creadas por los innovadores (…) el arquitecto medio, a falta
de modelos seguros, acaba por ser influenciado por las manifestaciones
más vistosas, o sea por la moda (…) perdiendo de vista los hechos que
preceden a la creación de toda forma.”
j.M. Richards (architectural review. n° 630)
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